martes, 21 de junio de 2016

Tarifazo y... sexo.

El verano y la primavera, y hasta el otoño, parecen acompañar las manifestaciones del amor con temperaturas agradables o elevadísimas, pero siempre compatibles con la idea de quitarse la ropa en compañía. ¿Y en invierno? En estos últimos meses hemos escuchado las quejas de vecinos, comerciantes, amigos, colegas, compañeros de trabajo, acerca del aumento de las tarifas de luz, gas y agua. Yo misma lo vivo en carne propia. Ante la alarmante situación, se reclama sobre todo, porque esto puede afectar la salud de las personas que no pueden pagar, o que lo hacen pero extreman el uso del gas y la luz, favoreciendo la entrada de la gripe a sus casas, entre otras cosas.  Sin embargo, nadie salió a reclamar porque las consecuencias de esto de verdad pueden ser bravas para la población. Es necesario revisar esto porque la cama congelada, el dormitorio con estalactitas y la casa toda escarchada, no invitan a quitarse ni siquiera un zapato (excepto que debajo haya una gruesa media de lana con polaina). Rogamos a las autoridades revisen el asunto. La salud sexual de los argentinos, que ya venía alicaída con las depresiones poselectorales de gran parte de la población, continúa decayendo de manera preocupante.
Dichosos los que tienen edredón de plumas noruego, por ejemplo, o bolsas de agua caliente. Cuídenlas, porque pronto cotizarán en Bolsa.  

viernes, 1 de abril de 2016

Tengo la edad que tengo

En cualquier circunstancia de esas en las que nos preguntan la edad –hacer un trámite, pedir un turno médico, anotarte en un club, etc.– siempre, siempre, dudo. Hace tiempo que esto me pasa y no creo que tenga que ver con amnesia selectiva o gajes de la edad, precisamente.
¿Creerán que es porque me quito años? Frío, frío... No es mi estilo. Además, decir que tenemos otra edad no cambia nada de nada. Y si alguna vez cambia algo con una mentira, de seguro no lo cambia para bien.
¿Entonces? Creo que lo que me pasa es que no me siento de la edad que tengo.
Tengo la edad que tengo, por supuesto. Lo dice mi Documento de Identidad y también unos cuantos otros registros que no dan lugar a dudas. Sin embargo, cuando no me estoy viendo al espejo, cuando leo un libro, cuando canto o escucho música, cuando camino por la calle, cuando escribo, cuando amo, cuando me enojo... tengo la edad que mi cabeza cree tener.
Juego como si tuviera 11, cocino como si tuviera 70 (o más), me río como si tuviera 20, amo como si fuera inmortal.

viernes, 8 de enero de 2016

A mí me pasa lo mismo que a usted (...)

Vamos por la vida creyéndonos tan originales y únicos, y diferentes... elegidos por la varita mágica para triunfar en algún que otro puesto de trabajo, carrera, profesión, parentesco. Eternos adolescentes, pasamos los treinta con la sonrisa esforzada y los ojos siempre atentos a ver qué cosa se nos pone en el camino. Sin embargo, inevitablemente, llega el momento en que lentamente o de un porrazo, crecemos. Dejamos de mirarnos el ombligo, y vemos que somos tan poco originales y tan comunes como todos los que nos rodean. Somos seres humanos, con necesidades, usos y costumbres más o menos parecidos a los del vecino, el compañero de trabajo o el cajero del super. Puede que también seamos parecidos al musculoso actor famoso de turno o a la modelo devenida señora de la alta sociedad, pero esos parecidos de seguro no podremos verlos cuando estamos entrando en la crisis de los cuarenta. No hace falta haber entrado ya en la cuarta década, ni siquiera estar demasiado cerca. A veces ocurre a los treinta y tantos y otras veces... bueno, a algunos –a los que no se si llamarlos suertudos, porque no me lo parecen tanto– les llega tardísimo o no les llega jamás. La llamada "crisis de la mediana edad" o "de la mitad de la vida", como su nombre lo indica, viene a recordarnos que ya no hay tanto tiempo para hacer, para elegir, para cambiar, para ¡vivir! y entonces, nos desesperamos. Un poco más, un poco menos, pero algo nos pasa con ese despertador furibundo que no perdona. Y por supuesto, algo habrá que hacer con eso.
¿Pasaste ya por esto? ¿Qué fue lo que te pasó cuando llegó "la crisis" a tu vida?